Nunca entendió por qué su madre ocultaba tantos secretos, era tan hosca y tan reservada al grado de ser hiriente para él y para su hermana pequeña. El estudio en el que se la pasaba horas pintando le resultaba tan inquietante como fascinante, pero tendría que poner su atención en otras cosas como ser el apoyo emocional de esa niña pequeña a la que tanto quería, sobrevivir a las alucinaciones que le atormentaban desde que había dejado la escuela y pretender que seguía teniendo ganas de vivir con tal de que ella no descubra la realidad, una realidad que no sólo les afectaba a ellos, sino también a su padre y sobre todo a su madre, quien no podía disimular que la obsesión que tenía por pintar escondía un oscuro secreto que podría acabar con la familia que había construido desde joven, incluyéndose a ella misma, enloqueciendo cada día un poco más, pero nunca permitiéndose soltar el pincel. Este es un thriller que no solo busca incomodar al lector, sino también hacerlo sonreír con la más pura inocencia del amor de dos hermanos que se enfrentarán a sucesos inimaginables.