Este libro no es un esfuerzo por unir la ciencia europea y lo sobrenatural (visto a través del caso del budismo, que conozco mejor en comparación con otras prácticas profundas). En él, intento inspeccionar dos espacios básicos de la cultura humana para fomentar una comprensión más global de la naturaleza, al igual que investigar minuciosamente el mundo aparente e imperceptible, buscando pruebas que dependan de un pensamiento fuerte. No intentaré pensar lógicamente en los recursos potenciales o las diferencias entre el budismo y la ciencia, y pasaré eso al investigador escolástico. En realidad, acepto que el otro mundo y la ciencia son estrategias diversas pero integrales para la investigación, mientras se busca un objetivo similar: la búsqueda de la verdad. Pueden ganar mucho unos de otros, ayudando a la humanidad a hacer crecer los horizontes de su percepción e inteligencia. Además, confío en que el discurso entre la ciencia y el otro mundo pueda funcionar bien para los requisitos de una persona exitosa. A pesar de esto, con la narrativa de mi excursión al universo de la ciencia, necesito subrayar a mis seguidores budistas de todo el planeta la necesidad de abordar la información lógica de una manera seria y de consolidar los pensamientos lógicos en su imagen del mundo.