Habemus EsperpentusEste dodo que, sobre un dado danza, muy poco tiene que ver con el dodo original, extinta ave, algo tonta y no voladora, del Océano Índico. Y menos con sus desaparecidos parientes, los Rodríguez, de la subfamilia Raphinae. De dichos pájaros, que no les temían a los seres humanos, en el 1681 fue la última fecha que se vio uno. En las articulaciones del título, "Dodo danza sobre un dado", me parece avizorar un sutil reconocimiento al movimiento artístico literario del dadaísmo, precursor de libertades fantasiosas, y acucioso cuestionador de lo tradicional.Sergio Trincado, realizador del libro, a modo de su otro yo, se sirve de la antaña realidad, casi mítica del Dodo. Y, supuestamente, desde ahí escribe y pinta el presente libro, con treinta estampas y treinta poemas.Las estampas comprenden dibujos y pinturas de técnicas mixtas, que pueden catalogarse en los marcos de un expresionismo surrealista, que deforma las realidades, con manifestaciones absurdas, a veces trágicas, espeluznantes, o satíricas, impregnadas de aires zumbones. Todas, también, preñadas de las maneras de lo esperpéntico, que destilan sus treinta poemas acompañantes.Los textos de Sergio, legítimas poesía, mediante los ritmos del verso se apropian de lo esperpento en inusitadas situaciones, a veces con rocambolescos sentidos, que llegan a lo grotesco. Todo estructurado en cierto desorden sorprendente, donde se destaca la no belleza, que impacta y trastoca.El libro está pulsado por varias aristas. Principalmente, la apropiación de lo esperpéntico, en sus deformaciones ásperas y absurdas de la realidad, pero plañidas de burlonas zalamerías, en tonos de divertimentos, que juegan con el lenguaje. Juan Francisco González-Díaz